Shakira, o las gitanas son más flexibles

 

Parece que Shakira ha alcanzado su propio límite a la hora de quitarse ropa y masturbarse en público, lo cual es decepcionante, la verdad, porque si vas a hacer algo más vale que sea con todas las consecuencias. En cualquier caso Gypsy supone un regreso al tono más acústico y buenrollero de la mujer con menos personalidad de toda Colombia. Por supuesto hay posturas sexuales y algún ataque epiléptico Classic Shaki, pero teniendo en cuenta que el acompañante es Rafael Nadal, intentar seducirle y magrearse con una columna viene a ser lo mismo.

Afortunadamente Shakira ya tiene experiencia restregándose con cualquier tipo de superficie, pero ninguna tan inexpresiva como Nadal. Habrá conseguido mucha repercusión mediática, pero el video de Gypsy es tan olvidable que hasta echamos de menos los días de Loba.

Y eso es un problema.

Para empezar el video está rodado en el salón de la casa de Shakira. Vale que Sony se haya quedado sin presupuesto después de lanzar 3 singles que no se descargó nadie, pero humillar a Shakira con este video tan fan-made es excesivo. Se conoce que tampoco tenían presupuesto para la ropa, porque no puede estar más claro que se la ha comprado en un mercadillo. Primero se pone un vestido de transparencias que hace que parezca que Shakira no tiene pezones, lo cual es altamente inquietante. No sabemos a quién pretende engañar yendo de estrecha ahora, como si no llevara un año prostituyéndose (física y musicalmente) por todos los escenarios del mundo.

El segundo vestido es tan espantoso que se convierte en genial. Un sofisticado conunto puro Las Vegas de alta pedrería que entre tanto brilli-brilli deja bien claro que a Shakira le van los tangas. CLASE.

En defensa del single, hay que decir que la canción no está mal. La Shakira que iba de intensa (y que fue asesinada por una rubia random allá por 2001) estaría orgullosa de Gypsy, con sus instrumentos reales, su armónica y sus letras absurdas. «I might steal your clothes and wear them if they fit me», toda una apología del racismo que coloca a Shakira de lleno en la cultura norteamericana. Será que Shakira ha conocido muchas gitanas en su vida, más allá de coincidir con La Húngara en alguna entrega de los Premios Ondas. La que igual no está tan orgullosa de todo esto es la madre de Shakira, que se preguntará por qué su hija ya no le manda un cheque todos los meses. La respuesta, señora, es que se lo gasta todo en tinte.

Destaquemos los highlights de este video antes de olvidarlo para siempre, que en el fondo no podemos vivir sin Shakira aunque nos duela.

0:10 – Una harmónica. Primera sorpresa del video, al menos para el público internacional, que seguro que está esperando que de un momento a otro Shakira se meta la harmónica en la boca y empiece a tocarla mientras se convulsiona desbocadamente. Eso no va a suceder, porque aquí Shakira está hecha una artista. Y toca instrumentos.

0:14 – Fondo con efectos de nubes. Vanguardia.

0:49 – Rafael Nadal lleva una esclava de plata. UNA PUTA ESCLAVA DE PLATA.

0:53 – Un minuto de silencio para el que probablemente sea el mejor culo de todos los tiempos. Alguien debe hacer un video con este plano fijo. Se llama arte y ensayo. Arte y ensayo gay.

1:03 – Nadal lleva una esclava de plata pero Shakira lleva muñequeras de cuero, de esas de las que las fans adolescentes de Tim Burton hacen un modo de vida. El complemento es chungo de por sí, pero complementado con transparencias es de gitana. Anda, si es una simbología.

En este plano también podemos observar que Shakira lleva bragas. Y enormes además. Aún no se ha enterado que la tendencia es no llevar nada. Debía estar demasiado ocupada con la compleja postproducción de este video.

1:30 – Rafael Nadal cambia de expresión facial por primera y única vez en el video. Por favor, que vuelvan a poner el culo.

1:32 – Empiezan los saltitos. Ya la hemos liado.

1:40 – «Paso de sentarme en el suelo que luego cojo cistitis. ¡Anda, un paquete! Aquí me apaño».

1:52 – Rafael Nadal se ha quitado la camiseta en un momento dado. VISIÓN COMERCIAL.

2:01 – Oh dios mío.

2:06 – Cara de «quitámela quitámela quitámela».

2:13 – Tanga y pedrería. Moda gitana para la primavera/verano 2010. Bien fresquita.

2:28 – Correr en campo abierto es poético. Correr en un estudio de 10×20 es frustrante.

2:38 – En este momento caemos en la cuenta de que lo que estaba bailando era flamenco. Increíble.

2:40 – Ahora un poquito por detrás.

3:00 – «En mi casa me gusta estar cómoda para meditar».

3:20 – Lo que toda la vida se ha llamado un froti-froti.

3:26 – Por fin hay beso. «Beso», como se besan las lesbianas en el porno, sin ganas y sin lenguas. Tremendamente decepcionante.

Y decepcionante en general este nuevo single, como toda la era She wolf. Pasamos de gitanas descafeinadas pudiendo tener calorras de la categoría de Azúcar Moreno. Cuando Shakira se volvió una, cómo decirlo, guarra en 2001 se lo perdonamos gracias a temazos como Whenever, wherever, Hips don’t lie o No. Pero ahora no hay temazo que salve la catástrofe, así que sugerimos que se adelante al revival 90s y se deje crecer las raíces. Desempolva tu guitarra, Shakira (esa que probablemente ahora utilices como barra americana) y ponte profunda otra vez. Será tu única salvación.

¿Sabes cuántas rubias están en lista de espera para que las adoremos incondicionalmente? Exacto, cientos de miles. Así que ofrece algo diferente. Y algo bueno. No puede ser tan difícil.

Mientras tanto (y mientras LaChapelle resucita tu carrera trash con el video de Men in this town), pongámonos melancólicos recordando algún amor de la adolescencia, y recordando también que hubo un momento en el que molabas con este melodrama barato que tan profundo nos parecía hace 13 años.

Si esta Shakira levantara la cabeza se quedaría muerta en la bañera. Nosotros ya estamos curados de espanto.