Los temazos de la década

 

La década empezó con Britney Spears y acabó con Lady Gaga. Por mucho que nos guste mover el culo como una negra las rubias lo son TODO para nosotros (tal y como demuestra el hecho de que Stars are blind ha estado a punto de entrar en el top). Por muy inútiles que sean las listas de canciones, nos hace sentir especiales y simplifican todo mucho más: cogemos estas 9 canciones increíbles, las archivamos en la carpeta «2000s» y el resto directo a la papelera de reciclaje. No es cuestión de andar acumulando mierda y ya estamos en una nueva década. Hay que mirar hacia el futuro (Lady Gaga) y nunca al pasado (todo lo demás).

Puede que la cara b del tercer single de Rihanna fuera buena (lo dudamos, probablemente fuera una versión de Bob Marley), pero aquí a lo que vamos es a por los HITS más absolutos, que además han conseguido ser míticos gracias a a) ser rompepistas; b) hacernos llorar; c) ponernos cachondos o d) todas a la vez.

Porque hay canciones malas, canciones normales, canciones buenas y luego están las que pasan a la historia del pop para siempre. Si los 90 fueron la década de las coreografías y las divas borderline, los 2000 han demostrado que cada uno puede bailar como quiera y que no es necesario tener talento en absoluto para tener éxito. Ya se encargará la gente fea de producirte temazos para que te agaches con la mayor vulgaridad de que seas capaz.

A nosotros nos sirve.

Hay 9 canciones para que cada uno añada la suya. Somos unos altruistas.

Y en el fondo nos daba vergüenza poner a Paris Hilton.

9. Viva la vida, de Coldplay

En realidad Clocks tiene mucho más encanto y más magia, pero si hay que meter una canción británicocultureta que al menos tenga cuerdas. Y qué cuerdas (sintetizadores, en realidad). Por supuesto pasamos de Kings of leon (los porros solo son tendencia en Alcorcón) y de U2, ese grupo que solo sabemos que existe porque Ewan McGregor les versiona en Moulin Rouge.

Viva la vida es una canción grandilocuente, que cuenta cosas sobre la vida y la biblia, y que está contada por un rey o un dictador o alguien con muchas ganas de tener súbditos y séquitos. No se puede hacer una canción mencionando campanas en Jerusalén y tener rollito intimista, por eso Chris Martin juntó todos los instrumentos que existen y los hizo sonar a la vez durante un estribillo que vale para cantar borracho, acompañar imágenes de Haiti, ser versionado por Lady Gaga o correr para coger el autobús y creerse que estás en una peli indie (todos lo hemos hecho).

Chris se confirma como el megalómano más excesivo del rock pop, y eso nos hace amarle bastante. Lo que pasa es que nadie puede hacer algo tan más grande que la vida dos veces, y el resto de sus discos están llenos de coñazos sentimentaloides que no hablan de guerras mundiales entre pueblos que han sufrido un éxodo durante cientos de años. Lo cual es bastante cortarollos.

8. Yeah, de Usher

He aquí una nueva entrega de «Usher está a punto de conseguir lo que Justin Timberlake acaba logrando porque élsí tiene carisma». Yeah es una canción explosiva, con una base tan irritante como adictiva. Si además de escuchar la canción ves el video de Usher bailando como si no hubiera un mañana es IMPOSIBLE que no llores de alegría. Este es el mejor ejemplo de como una composición simplona puede ser la bomba con una buena base taladra-cerebros.

Yeah inició el reinado de Usher durante 12 semanas en el #1 de billboard, con tres singles diferentes. Pero esta tiene algo que ninguna otra de sus canciones (ni la gran mayoría de las de los 2000) tiene: auténtico espíritu pop. Al igual que los otros 8 hits de la lista, Yeah va al grano, ni busca profundidad ni cambiar el mundo ni tocar instrumentos de verdad. Son un poco putada estas canciones que empiezan a muerte, porque si te pillan en la barra o en el baño te pierdes el subidón inicial. Pero afortunadamente la cosa no decae ni un segundo (aunque Yeah tiene un rap que dura como 10 minutos) y encima tiene el título más sencillo de la década. Porque al fin y al cabo ¿quién se sabe la letra de Single ladies?

7. Bad romance, de Lady Gaga

Cuando parecía que el pop estaba languideciendo y siendo públicamente asesinado por el r&b, Lady Gaga demostró que siempre habrá esperanza para los estribillos chochis y la alegría de vivir. Pero ella fue más allá. La década le pertenecía a Beyoncé y a Rihanna (HORROR), y Gaga comprendió que alguien tenía que rescatar la falta de pretensiones de los 90 y hacer justicia a la música (aparentemente) facilona y de consumo rápido.

El problema es que ella no es una hamburguesa, ella es un puto buffet libre. El exceso y el marketing nunca fueron tan potentes, porque Gaga además de tocar el piano (algo que Beyoncé solo utiliza para subirse encima y tocarse las tetas) es perfectamente consciente de cómo funciona la industria del pop. No hay actuación que no aplaste todo lo demás, ni single que no mueva masas durante el fin de semana. Cuando creíamos que Just dance era buena lanzó Poker face, y sin dar tregua disparó este misil en forma de videoarte que confirmó que la dedicación, esfuerzo y pasión por el pop que tiene Lady Gaga no tienen comparación.

Lo que la gente aún no sabe es que ella podría haber cambiado la historia del pop en vaqueros y zapatillas, pero ya se encargará ella de demostrarlo durante la próxima década.

6. Sexyback, de Justin Timberlake

La vida da un montón de vueltas, y mucho más si empiezas cantando en Disney, esa factoría de sueños que tantísimos adolescentes ha empujado a la bebida. Justin Timberlake demostró que nada como un buen rapado a tiempo, porque pasó de ser el chaval con cara de rata y voz desagradable que desvirgó a Britney Spears (momento que es un hit total en sí mismo) a un chulazo con aires de estrella y voz desagradable que nos desvirgó a todos en la pista de baile.

Justin rompía una bola de discoteca en la portada de Future Love/Sex Sounds y su propuesta no era engañosa en absoluto: nunca antes habíamos oído algo igual. Se puede hacer un temazo y se pueden hacer docenas de ellos (bueno, esto último solo Madonna), pero innovar desde el mundo del pop es algo que parece un suicidio, porque lo que tienen que hacer las estrellas es dar a las masas lo que piden. Pero Justin tenía ganas de juerga, y tras un disco resultón (ie. 4 temazos, resto mierda) apareció hecho un dandy y con ganas de querer follárselo todo.

Sexyback resume todo lo que fue ese momento y el año 2006 en general (2008 para Madonna). Una base tremenda, unos arreglos rompedores y una letra emblema del «son las 6 de la mañana no quiero perder el tiempo así que te invito a esta copa y me la chupas». Encima a pesar de ser rabiosamente moderna sigue sonando espectacular 4 años después. Él se ganó el cielo del pop y nosotros horas y horas de subidón en nuestros viajes en metro. No es tan fácil hacer una canción tan frenética y sin bajones que empieza a tope y acaba en la estratosfera. Tampoco existe ninguna canción que suene como Sexyback, por lo que este puesto está absolutamente justificado.

 

5. With every heartbeat, de Robyn

La canción más bonita del ranking sin lugar a dudas. Porque en el pop también hay lugar para los sentimientos y los corazones rotos, y es precioso cómo Robyn consiguió condensar las emociones de una ruptura en esta joyita electrónica. With every heartbeat es una buena prueba de cómo el dance bien entendido (vamos, todo lo que no hace Björk) puede ser más humano que cualquier tostón acústico con pretensiones.

Precisamente lo mecánico de la base hace que sea más apabullante la enorme sensibilidad de la canción, que alcanza su clímax gracias a esas cuerdas que tanto amamos y que nunca están de más. Los fabulosos sintetizadores ochenteros no eclipsan la ternura con la que Robyn cuenta su historia, y encima sabe utilizar las figuras retóricas demostrando por qué en Suecia la renta per cápita es tan alta. Porque se lo merecen. Por ser tan listos y por tener tal facilidad para regalarnos melodías preciosistas que encima podemos bailar con cara de nostalgia por un amor que nunca exitió (no, dos meses no se considera relación).

Robyn ha desaparecido desde entonces (probablemente asesinada por Madonna), hay que ver cuantísimo le debemos a los one hit wonders. Al menos ella ya nos ha cambiado un poco la vida con esta canción, la más pequeñita del ranking pero igualmene increíble. El electro nunca sonó tan poderoso. Y Kylie lleva 20 años intentándolo.

 

4. Rehab, de Amy Winehouse

Esto ya es otro nivel. Una cosa es que nos hagan gracia las pelucas de Britney y otra semejante obra de arte musical, con un sonido impecable, un mensaje rompedor y una producción brillante. A pesar de su monumental éxito mundial, Rehab es una rareza en esta lista, porque va más allá del pop aunque juegue con sus mismas reglas. Para los que conocieron a Amy cuando era una choni con voz de angel (y ropa innecesariamente ajustada), la letra de este tema no tenía ningún sentido. Poco nos imaginábamos que se trataba de toda una declaración de intenciones, una resurreción del mito de sexo, drogas y rock & roll que generalmente acababa en sobredosis (todo se andará) y que encima aquí daba lugar a una canción espectacular.

Desde la elegancia de los vientos hasta la voz de cogorza permanente de Amy, Rehab es una canción sin fisuras, que descubría uno de los mejores discos de la historia y que revolucionaría el mainstream para siempre, abriendo puertas a que la gente fea y perdedora total se convirtieran en estrellas del pop. Nunca la degradación personal sonó tan elegante y jamás Amy volverá a hacer nada tan increíble como Back to black. Ni ella ni nadie. Porque los dioses decidieron que fueran sus composiciones, sensibles y descorazonadoras, las que elevadas por Mark Ronson marcaran un antes y un después en la música comercial. Y eso no hay genio que lo repita.

Aparte de Madonna.

3. Toxic, de Britney Spears

Britney nunca ha dejado de hacer temazos, pero cuando lanzó Me against the music (canción que nos gustó por inercia, no nos engañemos), todos temimos por su estatus de icono del pop. Afortunadamete el segundo single de In the zone fue este trallazo que no puede ser más increíble. Es como si James Bond se volviera marica y se quitara la ropa encima de un toro mecánico. La mezcla de géneros musicales podría haber quedado ridícula pero el resultado es una canción mítica, que es imposible que no te guste, porque la versionan los indies, lo cual significa que es buena.

El ritmo de Toxic te pone contra la pared, de rodillas y con el culo en pompa (¿no? ¿somos solo nosotros?), lo cual es magistral porque ese es el mensaje de la canción. Se trata deperder la cabeza por un hombre acompañado de una base tan artificial como irresistible. Los constantes cambios de ritmo además te permiten cambiar de movimiento si el que estás utilizando no está atrayendo a ningún hombre. Un consejo: aprovechad el último estribillo para abriros la camisa, parecerá completamente casual. Porque Britney siempre piensa en nosotros en realidad.

Toxic uno de los himnos pop más intensos y más efectivos del mundo, porque es sexy, hortera, mega-guarro y ante todo rompepistas. Lo cual resume bastante bien la carrera de la señorita Spears.

2. Umbrella, de Rihanna

Aunque tenemos la misma sensación con las otras canciones de lista, es especialmente Umbrella la que nos encantaría volver a escuchar por primera vez. Esa melodía tan instantánea, tan bonita (y tan mal cantada) nos dejó a todos rubios de la impresión, porque nadie lo vio venir. Y mucho menos de Rihanna. Claro que luego ella acabaría siéndolo todo para nosotros gracias una cadena de temazos que nos volvió locos: Don’t stop the music (mucho más enérgica que esta, aunque más vulgarzota), Disturbia y Breakin dishes, que no fue single pero da igual.

Si bien la letra es algo tontorrona y la interpretación vocal tremendamente plana, Umbrella, supuso un revival de aquellos temazos pop que durante los 90 arrasaban sin concesiones en todo el mundo. Hoy en día la música está mucho más localizada que antes (algo que ha cambiado Lady Gaga, que no es por nombrarla constantemente pero si os parece usamos a Fergie como referencia), y solo temazos increíbles como este levantan a millones de personas al mismo tiempo. Porque no hay quien no se vuelva loco con ese estribillo, porque lo simple a veces es insuperable, y porque el pop necesita canciones que consigan, básicamente, poner contentos a la gent.

Y Umbrella es pura y absoluta felicidad.

1. Crazy in love, de Beyoncé

Cuenta Beyoncé (porque ella habla y el resto del mundo calla) que cuando presentó Dangerously in love en Sony le dijeron que el disco no tenía singles potentes.

…

Desde luego si ese atajo de payasos cobran un sueldo y no trabajan por amor al arte alguien debería asesinarles y poner a Matthew Knowles como director de la compañía (ya lo es en realidad). O a nosotros. Porque no se entiende que este temazo absoluto no llamara su atención, si  los 20 segundos de empezar ya era la mejor canción de la década y quedaban 7 años. La mujer que fue educada y moldeada para ser estrella se convertía en la reina del pop cantante de la década con este hito musical que nunca ha podido igualar, aunque se hay quedado cerca. Porque es perfecta, y en realidad su mafiosa ascensión a la cima no son más que fechorías encantadoras que hacen que la queramos como a una hermana.

Doloroso sería ver a nuestras hermanas contonearse en esa coreografía tan fabulosa que básicamente consiste en jugar a la muerte con tus caderas (sabemos que lo habéis intentado, y sí, llega un momento que duele el coxis) y lamerte un dedito inocentemente. No, es broma, hay que lamérselo con cara de «no he comido nada en tres días, ¿no tendrás tú algo para mí?». Si encima tenemos explosiones, fuego (suele ser consecuencia de las explosiones), estolas de piel y ventiladores, ¿qué sentido tiene hacer otra cosa en la vida que escuchar esta canción?

Puede que sea una chunga pero hay que ser una diosa para coger semejante mierda de sample y convertirlo en un hit infinito que no da tregua en ningún momento. Sasha abre sus conciertos con este tema, y cada céntimo pagado por la entrada queda amortizado al ver a esa fiera dando sentido a la humanidad a golpe de culazo. Crazy in love es puro pop, sudor y tocamientos. Y encima canta bien, canta tremendamente bien. Este es un single de lujo, que no se queda en canción sin más, sino que nos da tralla y nos hace felices. Todo lo que le pedimos a una canción (y a una relación sentimental).

No hay nada mejor que Crazy in love en el mundo. Y punto.